Por último y no por ello menos importante, se encuentra la conclusión a nuestra presentación. Quizá es una de las partes más importantes puesto que se trata del final de nuestra intervención y será lo último que escuche el público. Por esta razón, es esencial resumir las ideas más importantes de manera esquemática. Además, si se considera conveniente, se puede añadir alguna valoración o comentario personal acerca de las conclusiones obtenidas de la investigación previa a la exposición oral.
Por otra parte, a diferencia de la introducción (que todo el público sabe que empieza cuando el ponente comienza a hablar), la conclusión no está claramente delimitada dentro de la intervención. Por esta razón, es fundamental avisar al auditorio de que, a continuación, se va a concluir la presentación porque se termina la conferencia. Para ello, algunas de las expresiones más útiles son las siguientes:
En resumen, en pocas palabras, para concluir, a modo de conclusión, en suma, etc.
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